jueves, 30 de mayo de 2013

CHISTES DE JAIMITO

Erase una vez que Jaimito se puso a vender huevos dentro de una iglesia:
¡Huevos, huevos, a 10 pesos cada uno!
Y el padre muy molesto grita:
¡Saquen a ese niño de los huevos!
Y Pepito asustado le dice:
¡Padre, mejor de la orejita!

Jaimito estaba en el salón de clase con sus compañeros, como la profesora no llegaba, todos los alumnos comenzaron a hacer alboroto. Cuando llegó la profesora vio el desorden que había y comenzó a interrogar a los niños.
Juanita, ¿Qué haz hecho tú?
Yo dibujé en la pizarra.
Pedrito, y tú, ¿Qué hiciste?
Yo tiré mi pupitre contra el suelo.
Jaimito, y tú, ¿Qué hiciste?
Yo tiré serpentina por la ventana.
Caramba, aprendan de Jaimito que no es un malcriado como ustedes.
Pero al pasar unos minutos, tocan la puerta de la clase y entra una niña toda golpeada, la profesora le pregunta:
¿Quién eres?
Yo me llamo Serpentina.

- ¿Papá me puedes dar dos euros? hay un pobre hombre gritando en la calle
- ¡Oh! Claro hijo, que buen corazon que tienes. ¿Y que grita ese hombre?
- ¡Helados! ¡helados a dos euros!


Jaimito, ¿tú no rezas antes de comer?
No, mi madre es buena cocinera.


En la clase de Jaimito estaban estudiando el sentido de diversas frases hechas. Tras explicar el significado del refrán "Madre no hay más que una", el maestro, para ver si los alumnos lo han entendido, dice:
- A ver, Pedrito. Haz una breve narración que incluya la frase "Madre no hay más que una".
- Estaba yo enfermo en la cama, con mucha fiebre, y vino mamá. Me dio un vaso de leche con una aspirina, me besó en la frente, y yo pensé: madre no hay más que una.
- Muy bien. Ahora tú, Carlitos.
- El pasado domingo mi mamá me llevó a la playa, jugó conmigo, construimos juntos un castillo en la arena, mientras yo pensaba: madre no hay más que una.
- Excelente, ahora tú, Jaimito.
- Estaba solo en casa, como siempre, cuando llegó mi madre borracha, como siempre, acompañada de un amante distinto, como siempre, y me gritó: "Tú, capullo, tráenos dos cervezas". Y yo fui a la nevera, miré y le dije: "Madre. No hay más que una".

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