Rosa hacia cualquier cosa para que al menos le digieran “Vamos a ver”.
Un día de diciembre los padres la llamaron. Entusiasmada bajó para oír la noticia. “Vas a ir a el campamento, pero no exactamente al que querías ir. Es… Mas o menos similar.” Con una cara de berrinche que le ocupaba media cabeza, Rosa dio la vuelta y subió a su cuarto nuevamente.
A la mañana siguiente la madre la despertó a las 7:50 de la mañana. Tenía una valija a su lado ya armada y la ropa que se tenía que poner para ir al campamento. “ Ya hoy tengo que ir al campamento? No es demasiado temprano?” dijo con cara de dormida.
Cuando el autobús la pasó a buscar, le toco el asiento al lado de un chico rubio con luces, y ojos grises. Le parecía muy lindo. Para disimular NI lo miro.
A la mitad del viaje hacia el campamento, el chico a su lado le pregunto cómo se llamaba. “Rosa, mi nombre es Rosa. Es un gusto hablar con usted.” Le dijo sin mirarlo.
Tan educada como siempre no perdió su seriedad. “Su nombre cual es?” le pregunto. “Ramiro” el nombre del chico a su lado era Ramiro.
Cuando llegaron al campamento, salieron del micro y les asignaron sus cabañas para pasar la noche. A Rosa le tocó el número 10 donde sus compañeros eran, Micaela, una chica totalmente desconocida para ella, Ramiro, Paco, su vecino, y Carolina.
Por la noche, Rosa decidió salir a caminar al bosque. Donde contaban que si pisabas un piso donde antes estaba la casa de la Vieja Elba morirías devorado por los sabuesos que eran sus mascotas. Como Rosa no sabía esa leyenda siguió su rumbo.
Sus compañeros de cabaña se despertaron a causa del despertador de Rosa y se dieron cuenta que ella no estaba. Salieron a buscarla. Buscaron por todas partes, en el comedor baños cabañas de otros y salón de actos. A nadie se le ocurrió buscar en el bosque hasta que Micaela dijo; “Creen que haya ido al bosque?? Es tentador. Una persona nueva en este campamento nunca se resiste a ir allí.” Todos buscaron a Rosa por el bosque.
Carolina grito tan fuerte que despertó a los maestros. “AAAAH!!! Encontré a Rosa!!! Es espantoso rápido!!!”
Todos los compañeros se guiaron hacia donde venían los gritos. Si, era Rosa. Pero no estaba entera. Le faltaban los dos brazos y piernas. Estaba toda descuartizada. Bajo ella estaba un piso Blanco que terminó siendo rojo por su sangre.
Se dice que pasó a ser la Vieja Rosa de la leyenda. Y ya nadie se atreve ni a pisar los pisos de ese bosque.
FIN
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